REVISTA-IDMA-2025-007

Los biohuertos escolares no solo cultivan alimentos, sino también conocimientos, valores y esperanza. BIOHUERTOS ESCOLARES En colaboración con los municipios locales, se han implementado biohuertos demostrativos en instituciones educativas, donde las y los estudiantes siembran y cosechan hortalizas destinadas a su propia alimentación. Un aspecto especialmente valioso de esta experiencia es la participación activa de los padres y madres de familia, quienes se han convertido en actores clave dentro del proceso. No solo colaboran en la preparación del terreno y el cuidado de los cultivos, sino que también transmiten saberes tradicionales a las nuevas generaciones. De esta forma, se rescatan prácticas ancestrales como la siembra en andenes, la construcción de camellones y la elaboración de calendarios agrícolas basados en la cosmovisión andina. Este intercambio de conocimientos fortalece el vínculo intergeneracional, permite que los estudiantes valoren su cultura y comprendan la importancia de producir alimentos de manera sostenible, respetando los ciclos naturales y la biodiversidad local. En suma, los biohuertos escolares fortalecen la seguridad alimentaria de las comunidades, mejoran la relación entre la escuela y su comunidad, promueven una educación ambiental consciente y despiertan en los jóvenes el espíritu emprendedor y el sentido de responsabilidad compartida. De este modo, los biohuertos se consolidan como espacios donde germina no solo la semilla de los cultivos, sino también la esperanza de un futuro más sostenible, justo y solidario. Padres, madres y estudiantes se unen para rescatar saberes ancestrales y sembrar futuro desde la escuela. 19

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